martes, 18 de agosto de 2009

MUJER Y DIGNIDAD



MUJER Y DIGNIDAD.

Olga Cribilleros Shigihara
Congresista de la República

18 de agosto (El Peruano).- García Calderón, escritor peruano, tiene una obra llamada El Alfiler. Historia de un hacendado que con las palabras: “Si ésta también te engaña, haz lo mismo. ¡Toma!”, le entrega al yerno el alfiler con que éste había asesinado a su primera hija, por una supuesta traición. Violencia hasta la muerte justificada por el padre. ¿Realidad hecha ficción?

¿Quién fue la primera mujer que en agresión recibió un golpe?, ¿Cuándo? ¿Dónde? o ¿Por qué?, deben ser pocos quienes se han hecho estas preguntas que se perderán en el tiempo sin respuestas. El primer golpe allanó el camino para una vida de violencia que hoy muestra cifras alarmantes de mujeres agredidas. Un director artístico afirma: “Estamos muy preocupados por el terrorismo en Irak, Afganistán... pero nadie está preocupado por el terrorismo en los hogares. Decimos que la primera torre no cayó el 11 de setiembre, sino cuando murió la primera mujer golpeada”. Torre, es un baluarte y baluarte es sinónimo de amparo y de defensa. ¿No es acaso la mujer, un baluarte? ¿No es acaso amparo y defensa? Es correcto aceptar, la primera torre cayó cuando murió la primera mujer víctima de violencia.

Cada mujer, una torre; muchas se yerguen imponentes, imbatibles, emblemáticas trasuntando la muerte. Otras caen, siendo fotos de primeras planas que unos veremos con indignación y otros con indiferencia; tal vez recordando el alfiler del cuento. La violencia está instalada socialmente, justificada y aceptada por unos, oculta por otros u otras. La agresión contra las mujeres se agudiza en todos los niveles socioeconómicos y en todos ellos hay torres que caen, mujeres que por esa violencia llegan a la muerte. ¿Qué permite llegar a esos extremos?

Las mujeres hemos ganado espacios antes limitados a los varones. Nuestros derechos en todo tiempo y espacio fueron menos, pero siempre hubo mujeres que trabajaron y lucharon por la igualdad. En Francia, en 1791 Olympia de Gouges escribió la “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana” que inicia diciendo: “Hombre, ¿eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta”. Con el tiempo, las mujeres accedemos al mundo profesional, académico y político.

Sin embargo, queda pendiente una batalla difícil, delicada; la batalla para conquistar nuestro mayor derecho: “La dignidad”. Que será ganada cuando no veamos caer más “torres” y para eso nuestro campo de batalla son las mentes y corazones de los peruanos y peruanas, mentes y corazones que simbolizan la razón y los sentimientos; campo de una batalla para quebrar esquemas mentales, para inculcar una cultura donde la agresión sea acto que degrade al agresor y al agredido. Cultura en que la violencia contra la mujer no tenga espacio, erradicando lo que las Naciones Unidas reconocieron en 1980 como el “crimen encubierto más frecuente del mundo”.
Todos tenemos tareas: los poderes del Estado haciendo leyes necesarias, cuidando su aplicación y cumplimiento, sancionando severamente las infracciones; y mujeres y varones trabajando por el respeto irrestricto a la dignidad, expresada en la no violencia contra la mujer. El 31 de marzo último, se promulgó la Ley 29340 (proyecto de mi autoría) que crea La Comisión Especial Revisora de la actual Ley de Protección frente a la Violencia Familiar, y así elaborar el anteproyecto de la Nueva Ley de Protección frente a la Violencia Familiar. Buscamos una ley viva, cuyo éxito se refleje en nuevas formas de pensar y actuar, que revierta las cifras que el Perú exhibe en estos casos de violencia que llegan, incluso, al feminicidio que ha sido tema del Mensaje Presidencial de Fiestas Patrias y que debemos entender como preocupación del Gobierno Nacional.

Trabajemos por nuestra dignidad y derecho a vivir sin violencia, es hora de recuperar en la historia la pregunta a los varones: ¿Son capaces de ser justos? Parte de esa justicia es el reconocimiento de nuestra dignidad, parte de esa justicia es vivir dignamente sin violencia, vivir sin violencia en nuestros hogares.

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